👑 Reina el desconcierto en el Parlamento
¿Pelín 'clickbait el asunto del mail? Sí, pero rima. Y de verdad que hay lío por la futura reina
✏️ 2.300 palabras ⏱️ 7 minutos
👋🏻 Saludos, votantes,
En un año Leonor de Todos los Santos de Borbón y Ortiz, la heredera al trono, será mayor de edad. Y eso implica, tal y como marca la ley, que deberá jurar la Constitución en el Congreso. Pero ojo, para eso las Cortes deben estar constituidas y activas, lo cual condiciona (mucho) la próxima convocatoria electoral porque toca casi a la vez. Desde el 23F que la monarquía no influía de forma tan directa en el devenir de nuestra democracia.
Al lío 👇🏻
🥳 Punto uno: un fiestón de cumpleaños real (de realeza)
En esta vida hay quien celebra su cumpleaños en un parque público, quien alquila un local para brindar con sus amistades o quien mete a centenares de personas en el Congreso para dar lustre a la monarquía. En las onomásticas también hay clases.
Bromas aparte, el resumen corto a este boletín es que los plazos que marcan la ley y el sentido común ante tan histórico acontecimiento deberían garantizar un año sin sobresaltos para Pedro Sánchez. Pero también que, en realidad, no salen las cuentas.
Vayamos por partes empezando por lo primero: no es cosa menor que el primer Gobierno de coalición de la historia de España vaya a ser capaz no sólo de aprobar varios Presupuestos (hola, Montoro), sino que además esté en condiciones de apurar la legislatura hasta el final. Y que, rizando el rizo, siendo el más de izquierdas de nuestra historia democrática, a eso contribuya la Corona.
🤞🏻Disclaimer: me voy a meter a enumerar leyes y a intentar explicarlas, cosa que puede acabar en desastre porque los periodistas somos muy de meter la pata con estas cosas. Cuento con que me corrijáis si tal cosa sucede y pueda hacer una ‘fe de erratas’ en el siguiente boletín. Te dejo dos enlaces a mano para que puedas ir chequeando: la Constitución y la Ley Electoral vigente.
Ahora vamos con la explicación.
El artículo 61.2 de la Constitución estipula que el heredero al trono debe jurar la Constitución al cumplir la mayoría de edad. En su literalidad dice:
El Príncipe heredero, al alcanzar la mayoría de edad, y el Regente o Regentes al hacerse cargo de sus funciones, prestarán el mismo juramento, así como el de fidelidad al Rey.
No fija un plazo de días, ni dice textualmente que tenga que ser ese mismo día. Pero si revisamos el único precedente con el que contamos, su padre lo hizo el mismo 30 de enero de 1986, justo el día de su decimoctavo cumpleaños. Por aquel entonces Felipe González estaba al frente del Gobierno, Gregorio Peces-Barba era presidente del Congreso y el rey Juan Carlos gozaba de una enorme popularidad.
Así las cosas, si se sigue ese precedente, el día 31 de octubre de 2023 -día del cumpleaños de la princesa- debemos tener unas Cortes en pleno funcionamiento y sería lo suyo que también un presidente del Gobierno.
Pero, qué casualidad, resulta que más o menos por esas fechas podría haber elecciones, ya que las últimas se celebraron el 10 de noviembre de 2019. Y eso complica las cosas, y mucho.
🎉 Punto dos: un fiestón probable (de la democracia)
Y es que los fastos a la Corona son un poco como nuestra vida cotidiana: las cosas tienden a acumularse de forma inoportuna. Por eso, el fiestón de cumpleaños va a caer justo cuando deberíamos estar celebrando otro fiestón, en este caso el de la democracia. Pero la cosa es que el primer fiestón condiciona al segundo, por aquello de que se necesita un Congreso en funcionamiento, y aquí llega el lío.
Vamos con los supuestos posibles para entender el baile de fechas. Según dice el artículo 68 de la Constitución en sus puntos cuarto y sexto, respectivamente:
El Congreso es elegido por cuatro años. El mandato de los Diputados termina cuatro años después de su elección o el día de la disolución de la Cámara.
(...)
Las elecciones tendrán lugar entre los treinta días y sesenta días desde la terminación del mandato. El Congreso electo deberá ser convocado dentro de los veinticinco días siguientes a la celebración de las elecciones.
Traducido: el mandato de los diputados expira si se disuelve el Parlamento de forma anticipada o, en su defecto si se agota la legislatura, a los cuatro años. Es decir, el 10 de noviembre.
Así, siguiendo este cálculo, si Pedro Sánchez agotara la legislatura se entiende que se podrían celebrar elecciones entre 30 días y 60 días después. En concreto, entre el 10 de diciembre y el 9 de enero. El Congreso resultante debería ser constituido dentro de los siguientes 25 días, es decir entre el 4 de enero y el 3 de febrero de 2024.
Parece fácil, pero aquí empezamos con los ‘peros’.
Resulta que la Ley Electoral prevé que si no se disuelven las Cortes de forma anticipada la maquinaria electoral se active un poco antes de ese fin del mandato. Según su artículo 42.2:
Los decretos de convocatoria se expiden el día vigésimo quinto anterior a la expiración del mandato de las respectivas Cámaras (…) Los decretos de convocatoria señalan la fecha de las elecciones que habrán de celebrarse el día quincuagésimo cuarto posterior a la convocatoria.
Traducido: se disolverían las Cortes el 16 de octubre (25 días antes del fin del mandato) y se convocarían elecciones para el 9 de diciembre (54 días después). Adiós a la fiesta de cumpleaños.
😈 Punto tres: Podemos liarla
Total, que para el 31 de octubre de 2023 el Congreso esté constituido y plenamente activo no valdría con apurar el plazo al máximo porque resulta que, según la literalidad de la norma, el 16 de octubre se disolverían las Cortes, dos semanas antes del fiestón de cumpleaños.
Ahora bien, y por seguir liando la madeja, hay intepretaciones que apuntan a que el plazo debe contarse no desde la celebración de las elecciones anteriores, sino desde la constitución de las Cámaras (el 2 de diciembre de 2019 en la legislatura que nos ocupa) o incluso desde la investidura del presidente (el 7 de enero de 2020 en el caso de Pedro Sánchez). Lo explicaba aquí María Eugenia Alonso.
Esos escenarios darían un poco más de aire al encaje institucional, de modo que las Cortes no se tendrían que disolver el 16 de octubre sino el 7 de noviembre (según la primera interpretación) o el 13 de diciembre (según la segunda). No sólo terminar la legislatura, sino alargarla.
Existe otra opción, que es adelantar las elecciones para que se celebren antes -qué sé yo, en mayo aprovechando que hay elecciones municipales y autonómicas- y así llegar a octubre con un nuevo Parlamento constituido y sin problemas.
Pero claro, hay varias cosas que chirrían aquí:
El Gobierno está intentando exprimir los fondos europeos y revertir el impacto de la crisis económica, y ese horizonte le da poco tiempo para intentar capear el temporal y competir con opciones en las urnas.
Hacer coincidir la renovación de los órganos municipales, autonómicos y estatales de una vez puede tener consecuencias imprevisibles y efectos no deseados. Basta pensar en la cantidad de gente que vota a partidos distintos según el tipo de elección, y en los efectos que podría tener esta convocatoria conjunta. O cómo un sólo evento podría condicionar unas elecciones así. Suelen celebrarse separadas precisamente por su efecto corrector sobre las otras.
España ya no es la que era y ahora convocar elecciones no garantiza la formación de Gobierno inmediatamente después. Basta ver la repetición electoral de 2019. Vale que parece que la lógica se ha estabilizado y las encuestas apuntan a que el bipartidismo está más fuerte que entonces, pero la era de las mayorías no ha vuelto aún, si es que ha de volver. Y vale, la Constitución habla de un Congreso activo, no de un Gobierno constituido, pero quedaría feo.
Ahora bien, como dice el epígrafe de arriba “Podemos liarla”, más incluso. Vale que Yolanda Díaz no es Pablo Iglesias, y que torpedear la normalidad institucional en lo que atañe a la Corona puede tener consecuencias inesperadas para cualquier partido, pero… ¿y si a Podemos le da por liarla?
Piénsalo: forzar la ruptura de la coalición de forma estratégica para forzar un adelanto electoral y que no dé tiempo a que el Congreso esté constituido en tiempo y forma para la jura de la heredera. Es un movimiento arriesgado, pero puede tener su interés para la izquierda:
Posibilitaría a la nueva marca de la actual vicepresidenta separarse de su socio, pero también competidor, y marcar un perfil propio. Por ejemplo, toma el caso de la tramitación de la ‘Ley trans’ para pensar en el efecto ‘cosas que querría decir pero no puedo porque estoy contigo en el Gobierno’.
Confrontaría al PSOE con su dependencia actual de sus socios a la izquierda. Si Podemos sale del Ejecutivo antes de tiempo para forzar un adelanto pero no lo consigue -es decir, el PSOE intenta terminar la legislatura en minoría-, provocaría que la enorme mayoría de propuestas y proyectos encallaran en las votaciones del Congreso.
Y, siendo sinceros, daría un importante gustazo ideológico a Podemos al boicotear un acto teóricamente rutinario de sucesión al trono. Por aquello del debate sobre el modelo de Estado y demás, ya sabes. Que de los dos partidos en el Ejecutivo ambos dicen ser republicanos pero unos lo son más que otros.
Como decía antes, Díaz no es Iglesias -parte de su buena imagen depende de su talante, y parece difícil que vaya a bajar al barro haciendo algo así-. Además, en circunstancias normales el PP olería la sangre e iría al cuello para ir a las urnas (por fin tendría sentido aquello de la inestabilidad y demás).
Pero claro, si es a costa de la Corona, quién sabe si el PP se pondría del lado del PSOE para dar imagen de responsabilidad y garantizar su supervivencia por unos meses. Eso posibilitaría que acudieran a las urnas visiblemente reforzados por su papel de salvaguarda del orden institucional.
💁🏻♀️ Punto cuatro: no fue príncipe, sino principesa
Hasta aquí las cábalas temporales, las posibilidades sobre la mesa y el maquiavelismo. Ahora vamos con el 'salseo'.
Te habrás dado cuenta, avezado lector o avezada lectora, de que lo que sí dice el texto de la Constitución literalmente y no deja lugar a interpretación es “Príncipe”. Básicamente porque no se contemplaba que fuera una princesa. De hecho, si la infanta Sofía hubiera nacido varón habría desplazado a Leonor en la línea sucesoria.
No lo digo yo, sino el artículo 57.1 de la Constitución:
La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos.
Es decir, si se lee en orden -y el orden importa-, es más relevante el género que la edad.
Bien sabido es que se estudió modificar esto cuando nació la heredera, cambio que contaba con el apoyo del entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero (la Corona, esa gran unificadora de voluntades). Pero resulta que hubiera supuesto abrir en canal el melón de la reforma Constitucional, y eso es delicado.
Según se recoge en los artículos del Título X de la Constitución este cambio, al afectar a la parte sustancial del texto, hubiera requerido mayoría de dos tercios en el Congreso, la celebración de un referéndum y la disolución de las Cortes.
Lo primero no era problema (el PP no iba a oponerse, ya supondrás), pero lo demás podía abrir la puerta a debates indeseados. ¿Imaginas un referéndum que rechaza eso? ¿O que se plantea que, ya puestos a reformar la Constitución, abordamos otros temas como -por ejemplo- el modelo de Estado?
Yo tampoco me lo imagino, pero…
Y es que claro, dejando de un lado los legítimos deseos que pudieran tener los ahora reyes como padres, concebir un segundo descendiente parece una buena idea si tu razón de ser depende de tener herederos. Herederas, en este caso.
Pero -y perdón por la terminología que voy a usar- pero jugárselo todo a una carta era arriesgado. A fin de cuentas, nunca se sabe si a una única heredera podía haberle pasado algo que la incapacitara para garantizar la sucesión sin sobresaltos. Pero vista la sexista redacción de la Constitución, también encerraba el riesgo de abrir otro frente delicado: o se reformaba el texto o muchos tildarían de machista a la Corona. Ante el dilema, todo se dejó como estaba.
🤔 Uniendo los puntos
No tengo pruebas pero tampoco dudas de que la opción más verosímil es que se retrase la jura de la Constitución de la heredera ya que más allá del precedente de su padre, no dice en ningún sitio que tenga que hacerlo justo ese día. Y, oye, si se hace en un Congreso y quizá con un Gobierno más monárquico pues ni tan mal para los intereses regios.
Si la Casa Real no quisiera variar la tradición tampoco tengo pruebas ni dudas de que alguna de las interpretaciones apuntadas arriba tomarían forma y se permitirá la disolución de las Cortes después de la jura de la Constitución de la heredera, que se haría en tiempo y forma. La Corona es la Corona, y si hay algo en lo que PSOE y PP pueden ponerse de acuerdo con facilidad es, precisamente, en esto. Vaya, que Pedro Sánchez completará su legislatura y quizá un poco más, quién lo iba a decir.
Hilando con lo último que contaba, tampoco tengo pruebas, pero menos aún dudas, de que muchos monárquicos respiraron tranquilos cuando año y medio después de princesa Leonor nació la infanta Sofía y resultó ser también niña.
Y visto lo visto, menos mal que no hay que buscar fecha para su jura de la Constitución, porque vamos fatal de fechas.
Y, terminando: no es cuestión de pruebas ni de dudas, pero más allá de opiniones y visiones políticas hay ciertas cosas que estaría bien reformar de la Constitución. Máxime si es verdad que vamos a tener reina y no rey -cosa que, en cualquier caso, está por ver, dada la velocidad con la que cambian las cosas-.
Espero que disfrutes de este puente a cuerpo de rey (o reina), te escribo en breve 👋🏻