🔮 Rendir cuentas y volver a apostar
Un repaso de lo que predije para 2022 y (no aprendo) nuevas previsiones para 2023.
✏️ 2.000 palabras ⏱️ 10 minutos
👋🏻 Saludos, votantes,
Sí, ya sé que ha pasado un mes desde la última vez. Primer propósito a cumplir: volver a ser regular.
Dicho esto, feliz año nuevo. De la misma forma que no hay un día establecido a partir del cual ya no tiene sentido felicitar el año, tampoco hay un día a partir del cual no se puedan hacer predicciones sobre qué pasará en ese año que empieza. Y a los aprendices de brujo del medios y política nos encanta jugar a eso, así que juguemos.
Al lío 👇🏻
😱 Punto uno: así será (o no) el año 2023 en la política nacional
1️⃣ Cambiará la cara del país, porque hay elecciones municipales, autonómicas (en la mayoría de regiones) y generales. Y todas esas convocatorias van a ir de economía. Ni del ‘procés’, ni de la politización de la Justicia, ni de asuntos regionales. Economía. Lo dice también el CIS en las preocupaciones de la ciudadanía. El Gobierno lo sabe y está acelerando las reformas pendientes para que sus controversias se olviden antes de entrar en campaña mientras los efectos de lo económico, aunque sea iniciales, llegan a tiempo. Y la oposición se equivoca tensando la cuerda por el lado que no es.
2️⃣ Los jóvenes se hacen mayores y empezarán a decantar el voto. Ese ‘decantar’ puede ser por acción (participación política) u omisión (desafección), en función de cuántas crisis más sean capaces de tolerar. A la generación hipermovilizada del 15M le pasa lo que al ciclo que arrancaron: que ya no es lo que era. Y los que vienen detrás y empiezan a votar son distintos a ellos. Mientras en EEUU, leo en el
del pasado 1 de enero, se empieza a ver que los ‘millennials’ incumplen la máxima de hacerse conservadores según crecen, en la España de la rabia son los más jóvenes los que dan alas a Vox, como recogía el 23 de diciembre (el gráfico de aquí abajo es suyo). Mientras, los ‘boomers’, votantes tradicionales, se jubilan en masa. El mapa demoscópico va a empezar a cambiar.3️⃣ Al PP le irá bien en las elecciones municipales y autonómicas de mayo. Es fácil predecir esto, porque tienen un enorme margen de mejora y porque, como ‘midterms’ tardías que son, al PSOE le pasará factura el desgaste. Además, Andalucía ha cambiado de bando y ahora es un bastión conservador -aunque, en realidad, ya lo era desde hacía tiempo en los Ayuntamientos-, y no conviene olvidar que es la autonomía más grande y poblada del país. Por contra, los socialistas tendrán que bregar para hacerse fuertes en su recuperado granero de votos catalán -aunque el municipal no es precisamente un campo de batalla propicio frente al nacionalismo- al tiempo que harán equilibrios para no volver a perder bastiones sensibles como Castilla-La Mancha, Extremadura o la Comunidad Valenciana.
4️⃣ El PSOE no está, ni mucho menos, descartado para las generales… si la izquierda quiere. A pesar de lo de arriba, y de que los sondeos apuntan a una incipiente -aunque estancada- ventaja del PP, es posible que el Gobierno retenga el poder. Eso sin quitar que el PSOE pueda caer y -sobre todo- el PP crecer. Precisamente por eso esa reedición dependerá, como casi siempre, de la capacidad de la izquierda para despellejarse. En Podemos ya se ve que tienen los cuchillos afilados, y dependerá de la magnitud de su desastre en los comicios de mayo que dejen al fin paso (o no) a una candidatura más pragmática de la mano de Yolanda Díaz.
5️⃣ Feijóo sobreviviría a esa derrota. Si el PP no consigue llegar a la Moncloa en las generales de final de año muchos auguran otra noche de los cuchillos largos en Génova, como aquella que le costó la cabeza a Pablo Casado. Sin embargo, el advenimiento de Feijóo fue tan esperado que cuesta pensar que se vaya a retirar a las primeras de cambio. A fin de cuentas, tanto Aznar como Rajoy vivieron dos derrotas cada uno antes de sus respectivas victorias. Y el éxito del PP depende de un delicadísimo equilibrio entre contentar al sector ‘duro’ madrileño sin arriconar a Vox ni espantar al electorado moderado. Y esa sería precisamente la alternativa si Feijóo decide tirar la toalla y volver a su mucho más plácida Galicia: lanzarse en brazos de la derecha dura, con todo lo que puede conllevar de pérdida por el centro.
6️⃣ Vox tendrá sitio, pero más pequeño. Parece claro que el reto de los partidos emergentes no es despuntar, sino sobrevivir a haber despuntado. Después de triunfar siempre cuesta recalibrar expectativas, y cuando llega el estancamiento y las escisiones se ven las costuras internas. Le pasó a EH Bildu al volver a las urnas, a la CUP tras derrocar a Artur Mas o a Podemos al tocar el poder. En ese sentido, aunque en las antípodas políticas de los anteriores, Vox no llegó para diluirse tan rápido como UPyD o Ciudadanos. Pero su espacio se ha visto reducido, porque es ese el hueco que (hype aparte) tienen ahora mismo. El ciclo post15M languidece según los grandes partidos recuperan terreno y las formaciones ya-no-tan-nuevas se reagrupan: su destino no era gobernar, sino apuntalar mayorías, y Vox no es una excepción.
7️⃣ Sin camino a la izquierda si no conduce ella. La izquierda tiene dos lecciones que aprender de Ciudadanos: la primera, que necesita un perfil propio para evitar que su competencia ideológica socialista le dispute el voto; la segunda, que necesita hacer eso sin dejar de ser pragmática, y eso se lleva mal con volar los puentes a su alrededor. Por eso el espacio a la izquierda del PSOE necesita un perfil amable como el de Yolanda Díaz (y Errejón, y Colau, y Oltra), pero también necesita ser tan fiel a sus esencias como lo son Pablo Iglesias (y Montero, y Belarra, y Echenique). Nunca fue tan fuerte Podemos como cuando Iglesias fue capaz de sumar para Sánchez la mayoría de la moción de censura. Pero nunca volverá a ser fuerte si no dejan de espantar voluntades con sus disputas internas.
8️⃣ La jura de ¿la última? heredera. Hay quien se examina del carnet de conducir al cumplir la mayoría de edad, y hay, como Leonor de Borbón, quien se prepara para hacer lo propio con un examen al modelo de Estado. A pesar de los denodados esfuerzos de su padre por limpiar la imagen de la Corona, su abuelo, tíos y primos le están complicando mucho la cosa. Y más que puede estar por venir. Es cierto que ya no suenan con tanta fuerza las proclamas republicanas de cuando el Emérito abdicó, pero la jura de la heredera hacia octubre puede ser la última oportunidad de la Casa Real para reconectar con una ciudadanía que ya no es la de antes. El desgaste de los escándalos y el lento ocaso de la memoria de la Transición dan paso a una nueva generación mucho más escéptica. La Corona es ya, y cada vez será más, objeto de debate ideológico en una sociedad polarizada, y eso es justo el mayor peligro para su supervivencia.
9️⃣ Sin tensiones identitarias (por ahora). Al mismo tiempo que el debate político ha ido enconándose y el ciclo post15M ha ido languidenciendo, los partidos tradicionales han ido recuperando posiciones. Así, el debate público ha vuelto a su eje más clásico (izquierda-derecha), perdiendo peso la también tradicional pulsión nacionalista. Pero no se trata sólo del relajamiento del ‘procés’ por los indultos y reformas del Gobierno, sino también de aquel fenómeno de la ‘España vaciada’ que llenó titulares durante meses. El debate ha vuelto a centralizarse y, de momento, no hay espacio fuera de los grandes temas. Pero la historia española nos enseña que esto es algo cíclico y que tarde o temprano esas tensiones volverán, quién sabe si con más fuerza que antes, y no necesariamente en las mismas latitudes.
🔟 Algo imprevisible pasará y condicionará todo lo anterior. Mi predicción favorita, por inconcreta. Tras unos años en los que hemos vivido una pandemia global, la erupción de volcanes inesperados y guerras que cambian el pulso del mundo entero, conviene dejar la puerta abierta a lo imprevisible. Puede ser que la guerra se alargue o que termine. Que el virus mute y volvamos a empezar. Que la fusión fría sea real. Que el modelo basado en los hidrocarburos colapse. Que las revueltas sociales se lleven por delante al capitalismo. Que haya algún golpe de estado (más) en alguna potencia. Que China colapse, o que lo haga Rusia. Que haya un incidente nuclear. Que encontremos vida extraterrestre. Algo pasará. Seguro. No podemos tener un año tranquilo, no vaya a ser que nos quedemos sin nuevos eventos históricos.
🤬 Punto dos: así iba a ser 2022
Por recordar, aquí abajo enlazo lo que escribí hace ahora un año. Y no, lo de Casado no lo vi venir, y lo de Ucrania tampoco (me preocupaban más los Balcanes, la verdad).
🟢 Dije que la pandemia se acabaría tal y como la conocíamos y acerté. Ahora sólo falta que el fin de la política de ‘COVID-cero’ de China y la (aparente) baja efectividad de sus vacunas no hagan posible una mutación que nos haga volver a empezar.
🟢 Dije que vendrían curvas económicas y acerté, y lo fié al fin de los estímulos económicos por la pandemia y por la subida de los tipos de interés. No auguré, es verdad, que habría una guerra que disparara la inflación.
🟢 Auguré que el Estado del bienestar corría peligro porque, ante la saturación del servicios como la sanidad, el pago de impuestos emergería como elemento de pelea política. Basta ver la carrera por bajarlos (no sólo en el PP, sino también en el PSOE valenciano o madrileño) para ver que no me equivocaba. Y ojo, que la jubilación de los ‘boomers’ que ahora empieza va a tensionar mucho más la sostenibilidad del sistema.
🟡 Preveía más turbulencias en la Corona, con la posible vuelta del Emérito como epicentro de la polémica. Volvió, pero se volvió a ir. Mientras, otra infanta se separó y los sobrinos del Rey siguieron copando titulares inapropiados. Pero es verdad que la Justicia ha sonreído (otra vez) a la Casa Real y que, de momento, la salud del antiguo monarca resiste. Pero permíteme retomar la pregunta de entonces: ¿qué pasaría si falleciera en el exilio?
🟢 El 2022 fue muy político, y sí hubo adelantos electorales tanto en Castilla y León como en Andalucía. Y, como se veía venir, su resultado decantó el adelanto electoral en la Comunidad Valenciana: como ambos fueron bien para el PP (el segundo mejor que el primero), el PSOE no se arriesgó. Y sí, ambos decantaron el clima política todo el año: el primero por la pesada mochila que es Vox, y el segundo porque el camino sin ellos volvía a ser posible. Ambos, además, mostraron que la digestión ‘de facto’ de Ciudadanos ya se ha producido.
🟢 Vox sigue vivo. Es verdad que ha perdido pujanza, pero también es verdad que gracias al PP han tocado poder en Castilla y León. Y la cosa está saliendo regular, por cierto. Si te fijas, he repetido predicción, pero reduciendo aún más su espacio: serán un apoyo necesario, pero serán (un Pepito Grillo inevitable para el PP). Al menos, por ahora.
🔴 La Justicia sigue sin tener claro quién era M. Rajoy. Porque no, los jueces no han sido una gran preocupación para el PP este año. Del mismo modo que es un misterio judicial quién puede ser el tal M. Rajoy, es también una incógnita si habrá relación entre esto y el pertinaz bloqueo del poder judicial a instancias de su partido. Veremos qué pasa cuando (inevitablemente) se desbloquee la cosa.
🟡 El nacionalismo ha vuelto a hacer ruido, pero no como esperaba. Sí, ha condicionado la agenda política, pero no por elevar la tensión con sus acciones, sino por elevarla con las concesiones que se les ha hecho en sentido contrario. El PSOE sabe que, habiendo perdido Andalucía, necesita a los votos de Cataluña y los apoyos de los partidos del País Vasco.
🔴 Lo de la descentralización progresiva del Estado va a ser que no. Es verdad que se está intentando llevar las sedes de algunas instituciones a capitales alejadas del agujero negro hipermasivo que es Madrid, pero de momento no hay grandes avances más allá de los gestos. Se ha suavizado la tensión regional, pero más por la polarización nacional que por la atención a lo regional.
🟡 La pelea no ha sido con el PSOE, sino con Podemos. Ya dije que la plataforma de la vicepresidenta era la única alternativa para la izquierda, en otra previsión que se repite. El problema es que también auguré que los socios de Gobierno empezarían a distanciarse entre ellos para marcar posiciones preelectorales. En realidad donde ha pasado eso ha sido a la izquierda del PSOE: las hostilidades entre Podemos y la candidata que ellos mismos ungieron han ido en aumento, y veremos qué forma adquieren tras el (previsible) batacazo de mayo de cara a las generales de fin de año.
🤔 Uniendo los puntos
Cinco aciertos, tres semiaciertos y dos fallos. Casi notable. No está mal para estar en primero de adivinación política.
Hasta aquí la primera carta del año. Prometo volver a escribir en breve, que todo lo que se está cociendo en estas semanas en el lado conservador del espectro tiene su miga.
Que los Reyes Magos sean buenos (y si eres republicano, que no se enteren).
Te escribo pronto (lo prometo, y los periodistas nunca mentimos) 👋🏻
Como siempre, genial. Enhorabuena